jueves, 13 de noviembre de 2008
LA PLATEADA SEÑORA DEL CIELO
Un brillante disco de color blanco plateado cabalga a media altura en el cielo nocturno, lanzando sus rayos que lo van abarcando todo.
Bajo su suave luz, un mundo en semioscuridad percibe su tránsito.
Para much@, el acontecimiento no pasa inadvertido.
En una colina herbosa y retirada hay un pequeño círculo de individu@ sosteniendo copas plateadas en lo alto para atrapar los rayos alimenticios. Miran al cielo amorosamente, ofreciendo alabanzas y dando gracias.
En el pequeño jardín trasero de su casa, una mujer solitaria abre sus brazos al cielo, dejando que el suave brillo lunar bañe su cuerpo desnudo. Con un brillante cuchillo plateado, atrae la luz y dirige su energía luminosa hacia el interior de su cuerpo.
En un elevado rascacielos, un hombre solo contempla la salida del astro. Ante él hay un pequeño altar donde enciende incienso de jazmín y de loto. Después inspira profundamente, conectándose con el poder de la luz plateada. El hombre susurra una invocación que sólo él y la gran madre pueden oír; después sonríe, sabiendo que ella está con él.
Con las ventanas de la habitación abiertas a la luz de la Luna, una joven pareja que desea tener un hij@ hace el amor bajo los rayos plenos y fértiles que bañan sensualmente sus cuerpos unidos.
En el asilo de ancianos, una persona mayor anuncia que desea ir a descansar y se retira a su habitación. Allí abre las persianas y mira hacia lo alto con una sonrisa, como si saludara a una vieja amiga. Sus labios arrugados murmuran las palabras de una antigua oración que siente de corazón.
A lo lejos, en una habitación llena de juguetes, dos niñ@ perciben el paso de la plateada Señora de la noche junto a su ventana. Atraídos inexplicablemente hacia la portentosa luz, se levantan de la cama y van a la ventana para observarla en silencio.
La Luna, la madre de la creación, nos cautiva a la humanidad con su presencia.
Ella mueve mareas, mide los ciclos de fertilidad de las mujeres, guía las migraciones de animales e insectos, inspira canciones, poemas, atrae a los enamorados y es un potente catalizador mágico.
La Luna es nuestro foco de espiritualidad más antiguo.
En algunos mitos ella es lo primero, la gran madre de la que fluye toda la vida y a la que toda vida vuelve.
Contempla a la Luna Llena, ella como una madre juguetona traspasa los bancos de nubes, queda oscurecida por las tormentas, se asoma entre las copas de los árboles, ilumina la oscuridad y a veces, se oculta de nosotr@ como si quisiera jugar al escondite.
Nos sonríe con su cara brillante, ocultándonos su lado oscuro, nutriéndonos con una leve sensación de seguridad y orden en un mundo que, de no ser por su presencia, parecería menos mágico y guiado.
TE SEGUIMOS, MADRE LUNA.
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